30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad
La primera fiesta del Sagrado Corazón se celebró el 31 de agosto de 1670, en Rennes, Francia, a través de los esfuerzos del Padre San Juan Eudes (1602-1680). Desde Rennes, la devoción se extendió, pero no fue sino con las visiones de Santa Margarita María Alacoque (1647-1690) que la devoción sería universal.
En todas estas visiones, en las que Jesús apareció a Santa Margarita María, el Sagrado Corazón de Jesús desempeñó un papel central.
La "gran aparición", que tuvo lugar el 16 de junio de 1675, durante la octava de la Fiesta del Corpus Christi, es la fuente de la moderna Fiesta del Sagrado Corazón.
En esa visión, Cristo pidió a Santa Margarita María que pidiera que la Fiesta del Sagrado Corazón se celebrara el viernes después de la octava (o octavo día) de la Fiesta del Corpus Christi, en reparación de la ingratitud de los hombres por el sacrificio que Cristo había hecho para ellos.
El Sagrado Corazón de Jesús no representa simplemente Su corazón físico, sino su amor por toda la humanidad.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 21: Vivir la mortificación
Es el mandato de Jesús. Mandato duro para los cristianos débiles y demasiado apegados a las propias comodidades.
Mandato suave y dulce para aquellas almas que sienten la belleza de la perfección, gustan las dulzuras íntimas de la vida cristiana.
"Quien quiera seguirme, debe renunciar a sí mismo"
Para seguirle, para ser verdaderos cristianos, debemos corregir nuestros defectos, mortificar nuestras pasiones y nuestros sentidos. El primer médico de nosotros somos nosotros mismos.
Para conocerte bien debes hacer el examen de conciencia cada día, cuando estás libre de ocupaciones materiales.
¿Cómo regulas tus pasiones? ¿Reina en tu corazón la soberbia, la avaricia, la cólera, la indiferencia en hacer el bien, la envidia del bien ajeno? Bajo la excusa de la prudencia,
¿ no escondes, quizá el respeto humano? ¿Cómo mortificas tus sentidos?
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Meditación: Señor,
a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías. Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la
Esperanza, Señor de la Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la Joven Madre de Belén,
la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había
Resucitado. ¡Cuál no fue el Gozo de aquella Santa Madre!. Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo Muerto, ya
que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!.
Y Este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está.
Él nos dijo: "...donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos". Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: "vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva...éstas son
las señales que acompañarán a los que crean: en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las
manos sobre los enfermos y quedarán sanos..." (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y acompañándonos...seamos sus
humildes instrumentos.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla:Que
testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 21 - PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR LA RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA CRISTIANA
I Adonde el infierno dirige con
más ahínco sus ataques es a la sociedad doméstica. Lograr que desaparezca Jesucristo de la familia, éste es el blanco de sus deseos. Y ¡cómo se va logrando en muchas partes este deseo de Satanás!
Apenas se encuentra ya en algunos lugares la familia verdaderamente Cristiana. Ciertos padres y madres de hoy parecen haber desterrado la Religión de su hogar, según tienen olvidadas allí todas
las prácticas de ella. Apenas se reza; y en familia, apenas se oye en ella el nombre de Dios. Toda la importancia se da al interés, a la vanidad, al lujo exagerado, a las culpables
diversiones.
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Hazte cargo también de esta necesidad y acude a remediarla. Haz tuyos nuevamente
nuestros hogares, de donde parece haberte echado el demonio tu enemigo. Vuelve a reinar ¡oh Señor! en nuestras casas, como en otros templos consagrados a Ti. Une a tu Divino Corazón los corazones
de los padres y de los hijos, que hoy tienen miserablemente divididos la disipación y el egoísmo.
¡Oh Sagrado Corazón! Te pedimos hoy más fervorosamente por esta necesidad, una de las más tristes de nuestros
días.
Medítese unos minutos.
II ¡Qué distinta sería la faz
del mundo si volviese a reinar en la familia Cristiana el Sagrado Corazón de Jesús! ¡Cómo sería la prudencia de los padres; cómo el respeto de los hijos; cómo la fidelidad de los esposos; cómo el
amor de los hermanos! Cada casa Cristiana sería un vivo calco de la Sagrada Familia de Nazareth.
Hoy no reina en muchas de ellas Dios; pero reinan en cambio el egoísmo, la desconfianza, la relajación de los
vínculos más sagrados. ¡Corazón de Jesús! ¿Es esta la familia Cristiana como Tú la quieres? No. Es como la quiere el demonio, enemigo de tu nombre y de nuestras almas. Quítale, pues, Jesús, este
señorío a Satanás; recóbralo Tú para no perderlo ya nunca. Sé Tú mismo en la familia el centro de unión, norma de conducta; den los padres buen ejemplo y sano consejo; muestren los hijos
obediencia y docilidad; esmérense todos en el cumplimiento de tu ley y en el respeto a tu Iglesia.
¡Oh Señor! Sé Tú el verdadero Padre de familias, de todas éstas acá en la tierra, para que juntas formen un día
contigo, la dichosísima familia del cielo.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 21. Corazón de Jesús, ardiendo en nuestro amor.
Tú aborreces la tibieza y amenazas terriblemente a los que abandonan la primera caridad. Haz que nunca se entumezca nuestro espíritu. Que vi-vamos cada hora, sin regateos ni sisas, nuestras promesas de entrega total.
Tú nos hiciste un día abandonar todo lo que el mundo ofrece, sus «amorcejos» de tierra. No dejes que nos aprisionen ahora caprichos, imaginaciones, temores o desconfianzas. Enséñanos a «acabar de levantar el apetito de niñerías para no perder abundancia de espíritu».
Danos esfuerzo decidido en vencernos a nosotros mismos y un empeño viril de entrega. Danos la humildad que necesitamos para no cansarnos nunca de estar empezando siempre. Esta humildad que es «conocimiento verdaderísimo de nosotros mismos, por el cual nos despreciamos» y nos abandonamos confiados en Ti.
Concédenos, Señor, que aquellos hermosos sueños de vocación ilusionada que estremecieron nuestra juventud hasta hacernos dar el paso al frente no se hagan, en la vocación desengañada de cada día, triste sucesión de rapiñas en el holocausto.
Corazón de Jesús, que prometes que con Tu Amor las almas tibias se harán fervorosas y las fervorosas se elevarán rápidamente a cumbres de perfección. Haz que, sostenidos por Ti, corramos nuestra carrera sin cerrar jamás a Tus continuas llamadas la puerta de nuestro corazón. Haznos tender, «con todas nuestras fuerzas, a la propia santificación en la salvación de las almas, especialmente jóvenes».
Corazón de Jesús, Torrente de misericordia y de gracia. En Ti confiamos.
DÍA 21 (21 de junio): Corazón de Jesús, colmado de oprobios Reflexión (24 de agosto de 1986) “Repasemos con los ojos del alma aquellos momentos y acontecimientos desde la captura en Getsemaní al juicio de Anás y de Caifás, la encarcelación nocturna, la sentencia matutina del Sanedrín, el tribunal del Gobernador romano, el tribunal de Herodes el galileo, la flagelación, la coronación de espinas, la sentencia de crucifixión, el vía crucis hasta el lugar del Gólgota, y, a través de la agonía sobre el árbol de la ignominia, hasta el último "Todo está cumplido". Corazón de Jesús, saciado de oprobios. Corazón de Jesús - el corazón humano del Hijo de Dios -, tan conocedor de la dignidad de todo hombre, tan conocedor de la dignidad de Dios-Hombre. Corazón del Hijo, que es Primogénito de toda creatura: - tan conocedor de la peculiar dignidad del alma y del cuerpo del hombre; - tan sensible por todo lo que ofende esta dignidad: "saciado de oprobios!” Propósito: Buscar hablar del Amor de Dios a alguna persona.
Jaculatoria: PRESENCIA del Corazón de Jesús, aficionad mi corazón