30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad…
En una de las más famosa apariciones a Santa Margarita María Alacoque fue aquella en la que Jesús se reveló a ella en oración ante el bendito Sacramento. Nuestro Señor le mostró su Sagrado Corazón y, entristecido de que, a cambio de su amor ilimitado, no encontró nada más que ultrajes e ingratitud de la humanidad.
Jesús le ordenó que se preocupara por el establecimiento de una nueva fiesta, el viernes después de la octava de Corpus Christi, en la que su corazón debe ser venerado con el debido honor, y que los insultos que le ofrecen los pecadores en el sacramento del amor sean expiados por la digna satisfacción.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 19:
Ser humildes de corazón
Cuando el Corazón de Jesús quiso enseñarnos algo de sí mismo, lo dijo con una sola frase:
“Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”.
Debe tener, pues, un gran valor esta humildad si Jesús la estimó de tal manera hasta anteponerla a todas las demás virtudes.
Él recomienda la castidad, la caridad, la obediencia, pero ninguna de estas virtudes da el privilegio que da a la humildad con estas palabras:
“Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”.
Los santos comprendieron bien esta sublime doctrina y no buscaron la santidad sino por medio de la humildad, persuadidos de que la humildad es el fundamento de todas las virtudes, el principio de toda gloria.
La misma Virgen confiesa haber recibido insignes favores del Señor porque Él vio ” la humildad de su esclava”
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
“Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí”
Meditación: El
viento arrecia, parece que la tierra se pone desierta, todo se oscurece...se va la Luz del mundo, y te escucho decir: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen..." y de repente se oye un
grito desgarrador: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Mi Dulce Jesús ha muerto, mi Dios ha muerto...lo hemos matado. De nuestro corazón aún hoy lo arrancamos, la tierra tiembla...por
eso nuevamente están aquí las tinieblas. Tu Cuerpo Santo cuelga inerte, pero a pesar del temor, un soldado con la lanza abre Tu Costado, y brotan de Él Tu última gota de Sangre, y Agua. La Sangre
de la Redención, el Agua del Perdón. Así la Luz de Tu Misericordia nos baña en los sublimes Sacramentos que dejaste en Tu Iglesia Santa. Señor, mi Jesús amado, mi Redentor, me atrevo a pedirte a
Vos que me liberes hoy y me enseñes a pedir perdón, para mi sanación, bañándome con los Rayos de Tu Misericordioso Corazón. Que goce así de la Nueva Jerusalén que algún día veré.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Recemos
la coronilla a La Divina Misericordia dada por el mismo Jesús a Sor Faustina Kowalska.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 19 - PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR NUESTRO SANTO PADRE EL PAPA
I Hemos llegado ya a la última
novena de este Mes del Sagrado Corazón. Ya es hora que pensemos en dirigirnos a Él con nuestro fervor, para rogarle en estos últimos días por las necesidades más urgentes de la sociedad humana.
Por las nuestras particulares hemos rogado cada día y podemos seguir haciéndolo en el fondo de nuestro corazón. Por estas otras nuestra oración debe ser pública y común, como son ellas públicas y
comunes. Dediquemos, pues, el día de hoy a rogar al Sagrado Corazón por nuestro Santo Padre el Romano Pontífice. Y ¿por qué otro podríamos ofrecer con preferencia nuestra más eficaz oración? Es
el Papa el centro de toda la vida católica sobre la faz de la tierra, base de su edificio, cabeza visible del cuerpo espiritual del cual Cristo es cabeza invisible.
Es, por lo mismo, el objetivo privilegiado de las más violentas iras del infierno. Alrededor de su trono rugen con
furor sin igual todas las tempestades de la impiedad. Muchos, despechados, le dirigen brutales amenazas; otros, pérfidos y capciosos, le tienden astutas amenazas.
¿Podrá un hijo fiel de la Iglesia dejar solo a su Padre y Pastor en esos duros combates? ¿Podremos no acudir al
Sagrado Corazón por esta primera y más urgente necesidad de nuestros días?
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Cubre con tu escudo de protección a este Vicario tuyo, el primero de tus hijos, a
quien has constituido en la tierra como Padre y Pastor de nuestras almas en lugar de Ti. Asístele, defiéndele, hazlo vencedor en todas sus luchas.
Medítese unos minutos.
II De todos los deberes del
buen católico, el deber de rogar por el Papa es, sin duda, el primero y principal. ¿Qué familia hay en la cual los hijos no se crean obligados a prestar toda clase de auxilios al padre de ella?
Aquí la gran familia es el Catolicismo, y el gran padre de ella es el Romano Pontífice. Nosotros somos sus hijos, y los auxilios principales que necesita son los de nuestra fervorosa y constante
adhesión.
Es cierto que quizá nos hemos portado como extraños o indiferentes. ¿Estamos seguros de haber cumplido siempre la
obligación de buenos hijos? No sea que esta dejadéz nuestra sea motivo de acusación en el tribunal de Dios. No permanezcamos más en esta frialdad y olvido.
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Esta quiero que sea mi petición constante en tu presencia: ¡Salva al Papa! Concede
autoridad y fuerza a sus palabras; haz que este mundo indócil respete su voz; haznos sobre todo a nosotros obedientes y sumisos a sus enseñanzas. Que sean confundidos y disipados los que quieren
el mal; que vuelvan en sí los que se han extraviado con doctrinas extrañas; que vuelvan jubilosas al amoroso Pastor las ovejas que se han apartado de su rebaño.
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Por los méritos de Tu Cruz, por el valor infinito de Tu Sangre, por los azotes y las
espinas de Tu Pasión, dale a tu Vicario sobre la tierra lo que por él te pedimos en el día de hoy.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 19. Corazón de Jesús. Tú viniste a servir. Pudiendo elegirlo todo, escogiste ser humillado y menospreciado.
En nuestros derechos heridos, en nuestras vanidades, haz que recordemos el anonadamiento Tuyo y las palabras grabadas en Tu Corazón: «El amor triunfa en la humildad».
Al movernos en las cumbres misteriosas del espíritu y al realizar en las almas una labor que no es nuestra, sino Tuya, convéncenos de nuestra nada. Así «andaremos en verdad», aceptaremos con alegría nuestra pequeñez y miseria.
Tú «utilizas las personas más débiles para confundir a los fuertes». «Quiero servirme de ti, no por tus méritos, sino para que se vea cómo Mi Poder se sirve de instrumentos miserables».
Otórganos aceptar sonrientes y serenos toda nuestra culpa y debilidad. No refugiarnos en cómodos complejos de incomprendido y víctima. Haznos vivir persuadidos de que «para enamorarse Dios del alma no pone los ojos en su grandeza, sino en la grandeza de su humildad».
Enséñanos a seguirte vistiéndonos Tu misma vestidura y librea. Quiero recibir humillaciones como el pan de mi alma, pues de este pan Tú te mantienes, y el alma así amasada la llena de Tu puro amor.
Corazón de Jesús, Abismo de humildad. En Ti confiamos.
DÍA 19 (19 de junio): Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad Reflexión (10 de agosto de 1986) “En el último día de la fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén, Jesús - -como escribe también el Evangelista Juan - "gritó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que cree en mí, según dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su seno". El Evangelista añade: Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en El" (Jn 7,37-39). Todos deseamos acercamos a esta fuente de agua viva. Todos deseamos beber del Corazón divino, que es fuente de vida y de santidad. En El nos ha sido dado el Espíritu Santo, que se da constantemente a todos aquellos que con adoración y amor se acercan a Cristo, a su Corazón. Acercarse a la fuente quiere decir alcanzar el principia. No hay en el mundo creado otro lugar del cual pueda brotar la santidad para la vida humana fuera de este Corazón, que ha amado tanto. "Ríos de agua viva" han manado de tantos corazones... y ¡manan todavía! De ello dan testimonio los Santos de todos los tiempos”. Propósito: No ver la televisión hoy, substituyéndolo por una buena lectura.
Jaculatoria: REINO del Corazón de Jesús, estableceos en mi corazón