30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad…
Desde el siglo XIII hasta el XVI, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se propagó, pero no parecía haberse desarrollado en sí misma a nivel mundial.
En todas partes, esta devoción era practicada por almas privilegiadas, en las vidas de algunos santos y dentro de las diferentes congregaciones religiosas, de los franciscanos, dominicos, cartujos, etc.. Sin embargo, era una devoción privada y no había sido difundida ampliamente entre los fieles
No fue, sino en el siglo XVI, que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús dio un gran paso adelante y se propagó entre todas las almas devotas y fieles a la Iglesia
Fue a Santa Margarita María Alacoque (1647-1690), humilde Visitandine del monasterio de Paray-le Monial, a quien Cristo escogió para revelar los deseos de Su Corazón y confiar la tarea de impartir nueva vida a la devoción.
Pocos días después de la “gran aparición”, de junio de 1675, Santa Margarita María dio a conocer esta devoción al Padre de la Colombière, y ésta, reconociendo la acción del espíritu de Dios, se consagró al Sagrado Corazón, dirigió a Santa Margarita para que escribiera un relato de la aparición, y aprovechó discretamente todas las oportunidades disponibles para hacer circular este relato por toda Francia e Inglaterra.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 12:
La Confesión es salvación
El Corazón de Jesús es un corazón de padre y como el padre está siempre dispuesto a perdonar las culpas del hijo; el Corazón de Jesús quiere hallar el medio con el que tú puedas encontrar siempre el perdón de tus pecados.
Le presentaron a Jesús 10 leprosos y Él les dijo: “Id a presentaros a los sacerdotes”. Ellos obedecieron y fueron curados.
Jesús quiere así prepararnos con el sacramento de la Penitencia que instituyó cuando dijo a sus discípulos en Juan 20:
“Recíban el espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les serán perdonados; a quienes se los retengan les serán retenidos”.
El mismo Concilio de Trento llama a la confesión, segunda tabla de salvación después del naufragio. ¿Y tú no la estimas
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
“Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí”
Meditación: Señor…en
la oscuridad del Getsemaní, la Luz de Tu Presencia. Señor…que sentías en aquella brisa fría la cercanía de Tu agonía. Señor…te veo arrodillado y orando, Tu respiración se acelera…puedo sentir el
dolor de Tu Corazón, de ese Corazón que en ese instante sintió todos los pecados, los más sucios, los más inmundos, los cometidos y por cometer. Señor, allí Tu Corazón se atravesó. Pobre Mi
Señor, el Puro, el Santo, soportando y sintiendo cada pecado. Señor…estás llorando…Sangre. Señor, de Tu Santa Frente cual pequeños rubíes gotas de Sangre caen. ¡Oh Señor perdón!, perdón por las
espinas de mis pecados y las de mis hermanos, perdón Señor porque continuamos tu martirio…perdón Padre porque a pesar de habérnoslo dado, al Sacrificio de Tu Hijo lo hemos
olvidado.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Trabajemos
con humildad haciendo un examen de conciencia, recordando y meditando los pecados capitales: soberbia, vanidad, avaricia, gula, lujuria, envidia, ira.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un
Gloria.
DÍA 12 - EN EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS EL MÁS SEGURO MAESTRO
I Consideremos hoy bajo este
punto de vista el Sagrado Corazón de Jesús. A peso de oro y a costa de largos viajes buscan los hombres para sí, aventajados maestros, y tienen por gran honor y gran dicha hacerse discípulos
suyos y aprender de sus labios ciencias humanas. A menos costa y con menos fatiga podemos nosotros encontrar en el Sagrado Corazón de Jesús el más seguro maestro.
Dos clases de lecciones nos da este Divino Preceptor: unas exteriores, por medio de la voz de la Iglesia; otras
interiores, por medio de su secreta inspiración. ¿Y qué enseña? Grandes verdades, máximas de vida eterna, consejos de salvación, prudencia toda celestial. Adoctrinados por ese Maestro Divino, se
han visto en la Iglesia de Dios, hombres y mujeres sin letras, admirar y confundir a los sabios, y dejar a los venideros, monumentos de profunda ciencia interior, no adquirida en las escuelas,
sino en el trato y familiaridad con este Sagrado Corazón.
¡Oh Maestro de verdad! ¡Oh libro siempre abierto para quien desea penetrar sus secretos! ¡Oh cátedra santa, donde ni
Moisés ni los profetas, ni los filósofos, sino el mismo Dios dicta lecciones de verdad a los discípulos de su Corazón!
Abre, Señor, el mío, para que reciba dócil tan divinas enseñanzas, y las siga y las practique con toda
fidelidad.
Medítese unos minutos.
II ¿A quién has escuchado hasta
hoy, alma mía? A maestros de seductoras palabras que te han guiado por caminos de perdición.
Han sido tus maestros: el mundo con sus necias máximas, las pasiones con su maligna sugestión, la vanidad, el amor
propio, la ira y demás apetitos desordenados. Estas lecciones he escuchado, Jesús mío, y estas me han hecho permanecer sordo a los suaves consejos de Tu ley. Habla ahora, Señor; habla, Divino
Maestro, que Tu fiel discípulo te escucha. Habla a lo íntimo de mi corazón desde las profundidades del tuyo; que oiga yo Tu dulce voz, y aprenda de ella los secretos de la vida eterna, que nadie
más me puede enseñar. Sordo quiero ser en adelante a todos los que hasta hoy me han seducido o engañado.
¡Oh Maestro Divino! ¡Admíteme en la escuela de Tu Corazón, de donde han salido tantos y tan aprovechados discípulos!
Soy ignorante como un niño, hazte cargo de mi ignorancia, compadécete de mi cortedad. No quiero por maestro más que a Ti: enséñame, Maestro mío, a hacer siempre Tu santa
voluntad.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 12. Corazón de Jesús, alma y vida de nuestra pequeña comunidad.
Corazón de Padre, que diste el ser a nuestra familia. Los mismos rasgos de Tu Vida apostólica quieres imprimir en nosotros.
Cuando nuestra familia empieza a extenderse por el mundo, y somos ya ante Ti como un hijo que al crecer empieza a entender el pleno sentido de Tu don, Te complaces en legarnos Tu herencia, lo mejor que hay en Ti, Tú mismo, Corazón de Cristo.
Tú has sido el único fermento de nuestro pan, la médula y nervio de nuestras almas, el grano de mostaza, esperanza de infinitas eficacias, enterrada en esta nuestra nada. Nos has elegido, no por lo que somos, sino por lo que no somos. Así tienes dónde colocar Tu grandeza y bondad.
Enséñanos a comprender que lo que más Te agrada es el amor que sentimos a nuestra pequeñez y pobreza, es la esperanza ciega que tenemos en Tu misericordia.
Haz que así correspondamos a esa inolvidable predilección Tuya de padre, al confiarnos el yugo suavísimo, acogido con todo entusiasmo por nosotros, de abrir caminos en el mundo para Tu último esfuerzo redentor.
Corazón de Jesús, alma y vida de la Cruzada. En Ti confiamos.
DÍA 12 (12 de junio): Corazón de Jesús en quien se hallan todos los tesoros de la sabiduría, y de la ciencia Reflexión (1 de septiembre de 1985) “La ciencia humana es como el agua de nuestros fuentes: quien la bebe, vuelve a tener sed. La sabiduría y la ciencia de Jesús, en cambio, abren los ojos de la mente, mueven el corazón en la profundidad del ser y engendran al hombre en el amor trascendente; liberan de las tinieblas del error, de las manchas del pecado, del peligro de la muerte, y conducen a la plenitud de la comunión de esos bienes divinos, que trascienden la comprensión de la mente humana (Dei Verbum, 6). Con la sabiduría y la ciencia de Jesús, nos arraigamos, y fundamentarnos en la caridad (Ef 3,17). Se crea el hombre nuevo, interior, que pone a Dios en el centro de su vida y a sí mismo al servicio de los hermanos. Es el grado de perfección que alcanza María, Madre de Jesús y Madre nuestra: ejemplo único de criatura nueva, enriquecida con la plenitud de gracia y dispuesta a cumplir la voluntad de Dios" "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Y por esto, nosotros la invocamos como "Trono de la Sabiduría"”. Propósito: Ordenar mi casa por amor al Corazón de Jesús.
Jaculatoria: GRANDEZA del Corazón de Jesús, confundid mi corazón