30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, es una de las devociones más ampliamente practicadas y bien conocidas. Toma el corazón físico de Jesús como la representación de su amor divino por la humanidad.
La devoción enfatiza especialmente el amor absoluto, la compasión y la paciencia del corazón de Cristo hacia la humanidad.
El Sagrado Corazón se representa a menudo en el arte cristiano como un corazón llameante que brilla con la luz divina, atravesado por la herida de la lanza, rodeado por la corona de espinas, coronado por una cruz y sangrando.
A veces la imagen del corazón se muestra brillando en el seno de Cristo con sus manos heridas apuntando al corazón.
Las heridas y la corona de espinas aluden a la manera de la muerte de Jesús, mientras que el fuego representa el poder transformador del amor divino.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 28: ¡La Santa Misa!
¡El Sagrado Corazón de Jesús se hace víctima por todos en la eucaristía! Es el sol de la tierra. En la Misa no eres tú el que rezas, es Jesús quien reza por ti.
Es la gloria y la alabanza a la Trinidad, la alegría de los ángeles, el camino del perdón de los pecadores, la fuerza y la gracia de los justos, el refrigerio de las almas del Purgatorio, la alegría de los ángeles, el camino del perdón de los pecadores, el beneficio de la Iglesia, la medicina contra las enfermedades espirituales.
San Isidro Labrador antes de irse al campo se empapaba de este bálsamo de adoración y amor. ¿Cómo vives tú la Santa Misa?
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Meditación: Oh
Señor, que no sólo nos mostraste los secretos de Tu Corazón, sino que nos regalaste el Corazón de Tu Madre, la Mujer Perfecta, la Llena de Gracia, la Virgen Purísima que regaría la tierra a
través de su llanto, para limpiarla de todo pecado. En la aridez flores de pureza crecerían, cultivadas por Tu Madre Bendita. María, que iluminas las tinieblas de ésta tierra yerra, con la pura
nieve que cae de Tu Inmaculado Corazón, con una promesa de misericordia y perdón, haz que se abra nuestro corazón para la conversión, para esperar con alegría, en medio de toda tribulación, el
Triunfo de Tu Inmaculado Corazón, por Ti profetizado .
Jaculatoria:¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Hagamos
en este día las consagraciones al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 28 - DEMOS GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA NATURALEZA
I Estos últimos días del mes de
Junio los dedicaremos a la acción de gracias. Nada más digno de un corazón noble que el agradecimiento por los beneficios recibidos, y por desgracia nada más olvidado por el común de los
cristianos.
Fijémonos hoy únicamente en lo que debemos a Dios en el orden de la naturaleza. Dones suyos son esta existencia que
tengo, y los mil medios con que su bondad me conserva todos los días y me la embellece. La luz que me alumbra, el pan que me sustenta, el agua que sacia mi sed, el sueño que repara mis fuerzas,
la creación entera que me rodea, todo ha sido puesto a mi disposición para que me sirva y me regale y me ayude a la consecución de mi fin.
Si amanece y si anochece, si cambian las estaciones, si da la tierra sus cosechas, si resplandece en el firmamento
el sol, si tiene peces el mar, y fieras la tierra, y aves el aire, si reinan en todo el orden y la providencia más admirables, por mí lo hizo, por mí lo ordenó Dios en admirable
conjunto.
¿Hay corazón capaz de entonar al Supremo Hacedor el himno debido a la acción de gracias por tales y tan grandes
maravillas? Sí le hay. En el Sagrado Corazón de Jesús tiene el hombre un medio seguro con que mostrarse agradecido. ¡Oh supremo dador de todo bien! ¡Lo que nuestra lengua es incapaz de decirte,
lo que nuestro corazón es pequeño para sentir como se debe, por nosotros te lo canta eternamente y te lo satisface con infinito amor e infinitas alabanzas el Sagrado Corazón de Jesús! En Él,
pues, y por Él, y con Él te seremos eternamente reconocidos. Mira, Padre celestial, el Corazón de Tu Hijo, y mira en Él la satisfacción por todos tus bienes.
Medítese unos minutos.
II Los beneficios de Dios no
nos han sido hechos una sola vez sino que nos siguen, nos rodean, nos acompañan como luminosa atmósfera de amor en todos los instantes de nuestra vida. No resplandece más fijamente el sol del día
cada mañana en el horizonte, de lo que brilla continuamente sobre mí la inefable bondad de Dios. Hasta en los males que en su adorable designio permite su Providencia sobre la tierra, encuentro
motivos de agradecimiento. Porque aun dejando de lado el bien último, a cuyo fin todo está infaliblemente ordenado, si con esos males yo me uno, como corresponde, a los designios de su soberana
voluntad, ¿cuánta paz y cuánto consuelo derrama su mano sobre cualquiera de mis tribulaciones? ¿No he comprobado muchas veces la verdad de aquélla expresión de que nunca se muestra más Padre Dios
que cuando nos aflige? Y aun sin eso, ¿no es verdad que la sola consideración de los muchos males de que me libra cada día su bondad, exige de mí un continuo y amoroso reconocimiento? La
enfermedad que no tengo, la persecución que no sufro, la privación que no me mortifica, son beneficios negativos, ¿pero son por eso menos apreciables? ¿Quién sino Dios tiene extendida como un
escudo su mano sobre mí para librarme de tantas angustias como aquejan a otros hermanos míos?
¡Oh Sagrado Corazón! A Ti agradezco tan inestimables beneficios, para que me seas ante el Padre celestial de
intercesor de este afectuoso agradecimiento mío. Pase por Ti, Jesús mío, mi gratitud y adquiera en el encendido fuego de Tu Corazón las cualidades que la hagan digna de ser admitida por el
Supremo Dispensador de todos los bienes.
Soy como un niño, Dios mío, te digo con un Profeta; y no sé hablar de Ti como merecen Tu bondad y grandeza. Que
hablen por mí los armoniosos acentos de gratitud y alabanza que salen eternamente del Corazón de Tu Hijo y suplan ellos mi indignidad y cubra mi insuficiencia.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 28. Corazón de Jesús, Esperanza de los que en Ti mueren.
En tu despedida, anuncias a los apóstoles que vas a prepararles morada definitiva a Tu lado. Quieres que cuantos perseveren Contigo en las pruebas, Te acompañen también en Tu gloria.
Haz que el pensamiento de abrazarte para siempre en el eterno cara a cara de duración eterna, ilumine nuestras horas más grises. La realidad consoladora de un cielo que se acerca, aliente nuestra marcha peregrina, entre enemigos, por tierra de desierto, bajo sol abrasador.
Levanta, Señor, cada día, nuestro corazón al deseo de las cosas eternas. Enséñanos a aceptarlo todo para conquistar esa presencia y posesión eterna al romperse «la tela de ese dulce encuentro». Contigo para siempre, pues los sufrimientos de esta vida no pueden compararse con la gloria venidera que se nos revelará.
Corazón de Jesús, Tú prometes a Tus elegidos la gracia de la perseverancia final. Haznos fieles a través de los mayores vértigos, en las horas de mayor renuncia, y en los vacíos más aparentemente estériles. Fieles hasta el fin a Tu Iglesia, fieles a Tu Corazón, fieles a la vocación a que nos llamaste.
Enséñanos a «vivir en un acto de perfecto amor, como víctimas de holocausto a Tu Amor misericordioso..., hasta que, desvanecidas las sombras, Te podamos repetir nuestro amor, cara a cara, eternamente».
Corazón de Jesús, Esperanza de los que en Ti mueren En Ti confiamos.
DÍA 28 (28 de junio): Corazón de Jesús, víctima por los pecadores Reflexión (10 de septiembre de 1989) “En Cristo se cumplió de modo perfecto la figura del "cordero pascual", víctima ofrecida a Dios para que en el signo de su sangre fuesen librados de la muerte los primogénitos de los hebreos (Ex 12,21-27). Por tanto, justamente Juan Bautista reconoció en El al verdadero "cordero de Dios" (Jn 1,29): cordero inocente, que habla tomado sobre sí el pecado del mundo para sumergirlo en las aguas saludables del Jordán (Mt 3,13-16 y paralelos); cordero manso, "al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda" (Is 53,7), para que por su divino silencio quedase confundida la palabra soberbia de los hombres inicuos. Jesús es víctima voluntaria, porque se ofreció libremente a su pasión (Misal Romano, Plegaria eucarística II, como víctima de expiación por los pecados de los hombres (Lv 1,4; Hb 10,5-10) que consumió en el fuego de su amor”. Propósito: Rezar las letanías al Sagrado Corazón (si es con alguien más, mejor).
Jaculatoria: SILENCIO del Corazón de Jesús, hablad a mi corazón.