30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad
Cuán grandes fueron los obstáculos que la sierva de Dios, Santa Margarita María Alacoque, experimentó para llevar a cabo los mandatos de Cristo en difundir su devoción al Sagrado Corazón en todos los rincones del mundo
Dotada de una fuerza dada por el Señor mismo y ayudada por sus piadosos directores espirituales, Santa Margarita se esforzaba con un celo casi increíble. Hasta el momento de su muerte no cesaba de cumplir fielmente el deber que Dios le había confiado desde el cielo.
Finalmente, en el año 1765, el Sumo Pontífice Clemente XIII aprobó la Misa y el Oficio en honor del Sagrado Corazón de Jesús; y Pío IX extendió la fiesta a la Iglesia universal.
Desde entonces, el culto al Sagrado Corazón, ha fluido como un río desbordante, lavando todos los obstáculos, de sobre toda la tierra y, en los albores del nuevo siglo, León XIII, habiendo proclamado jubileo, decidió dedicar toda la raza humana al más Sagrado Corazón.
Esta consagración se llevó a cabo realmente con ritos solemnes en todas las Iglesias del mundo católico, y produjo un gran aumento de esta devoción, llevando no sólo a las naciones, sino también a las familias particulares, que en innumerables números se consagraron al Divino Corazón, y se sometieron a su dominio real.
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 20: Valorar la castidad
El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia. Él quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios.
En su vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen.
"Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios".
La Iglesia amará la castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros ... y los santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre la tierra
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Meditación: Oh
Señor, todo se ha consumado, todo nos has dado...la tierra ha crujido cual grito dado por la creación. Ha muerto el Salvador, el Hijo de Dios, lo hemos matado. Tú, mi Amado, mi Buen Jesús todo
enllagado, con Tu Cuerpo destrozado te encuentras colgado, Tus Ojos se han cerrado...el cruel suplicio ha terminado. Te bajan de la Cruz, y Tu Pobre Santa Madre, desgarrada, te recibe en sus
Brazos. Con gemidos y llanto, se ha atravesado su Santo Corazón por una espada de dolor. Parece acunarte como lo hacía en las claras mañanas de Belén, Ella te besa y te acaricia, tratando de
devolverte la vida. Señor, permíteme besarte y acariciarte como lo hace Tu Madre, porque Tú por mí te entregaste. Permíteme dar todo por mis hermanos, aunque tenga que pasar por un calvario.
Permíteme estar contigo, aún cuando no lo merezco, pues he dejado que mi corazón se ponga duro y maltrecho. Permíteme acompañarte en el dolor, porque así es el Verdadero Amor: compartir el
sufrimiento y ser consuelo.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Meditemos
sobre los últimos momentos de la Pasión del Señor y el dolor de Su Santa Madre.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 20 - PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR EL CLERO Y LAS ÓRDENES RELIGIOSAS
I Si el Papa es la cabeza del
cuerpo de la Iglesia, el Clero y las Ordenes religiosas son sus brazos. De ellos se sirve para obrar el bien y promover el servicio de Dios: por esto los sacerdotes y religiosos son tan
aborrecidos de la impiedad, que a toda hora anda ella procurando o bien destruirlos o bien corromperlos. Dediquemos, pues, hermanos este día de hoy a rogar por tan importante
necesidad.
Pidamos al Sagrado Corazón que encienda y abrase en celo y caridad el alma de sus sacerdotes y religiosos y
religiosas, para que por su medio gane cada día terreno el Reino de Dios sobre la tierra, y se conquisten nuevas almas para la gloria celestial. Que sea perfecta en ellos la observancia de las
leyes eclesiásticas; que brillen en el pueblo por la pureza de las costumbres; por el desinterés; la obediencia; la humildad y el espíritu de sacrificio.
¡Oh Corazón de Jesús! ¡Mira cómo está el mundo, y la necesidad que hay de que trabajen buenos obreros en él! ¡Oh
Padre de familias, manda buenos trabajadores a tu Viña. Hazlo, Corazón Divino, por tu gloria y por la salvación de tantas almas que has confiado a la dirección de tus ministros.
Te lo suplicamos muy especialmente, Sagrado Corazón, en este día de tu devoto Mes.
Medítese unos minutos.
II Como sean los sacerdotes y
las Casas religiosas, tales serán los seglares que viven a su alrededor. ¡Ay del pueblo donde reina hasta en los ministros del santuario, el desorden o siquiera la negligencia! ¡Cuánto debe
interesarnos ante el Sagrado Corazón esta necesidad!
¡Oh Corazón Divino! Da celosos pastores a tus ovejas, ardientes anunciadores a tu palabra, fieles dispensadores a
tus Sacramentos. Aviva en las almas que en los Institutos religiosos has escogido como especial porción tuya, y que más estrechamente te están ligados por medio de los votos. Dales el espíritu de
oración, la vida mortificada, el reconocimiento interior, la ejemplar observancia.
¡Señor! Tú has dicho: "Un poco de
levadura hace fermentar toda la masa". Y ¿quiénes son la levadura de tu pueblo, sino estas almas que Tú has
escogido de la masa común de él? Envía santos religiosos, ¡Señor! envía almas de superior perfección, y se transformará el mundo.
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 20. Corazón de Jesús, adorando siempre al Padre.
Tu Reino, combatido siempre, sufre hoy un «asalto total». Nos exige acción urgente, continua. Nos acercamos suplicantes como aquel discípulo del Evangelio y Te decimos: Enséñanos a orar.
Cimentar en Tu Corazón nuestro mundo de hoy y de mañana necesita un arrollador empuje de vida interior. Sin esa vida todo apostolado es infecundo.
Tú, con insistencia, pedías a Santa Margarita Te preparase un lugar apartado en su corazón. Haz del nuestro embalse de Tu Espíritu. Así, rebosantes de Ti, podremos desbordarte en un mundo que no cree, ni espera, ni ama.
Concédenos una vida exterior reflejo de nuestra unión Contigo. Entregados y consumiéndonos por las almas, apreciaremos más las cosas espirituales, que juntan el instrumento Contigo, no nos dejaremos seducir por el activismo estéril.
Danos orar siempre sin desfallecer. Soñamos esa síntesis armoniosa de amor y trabajo, distanciada, lo mismo de un aislamiento inoperante que de una actividad descontrolada. Queremos ser contemplativos en la acción, pues es la vida del glaciar la que origina la fecundidad del río.
Tú, Corazón siempre orante de Cristo, en el Huerto y la Cena, en los milagros, el desierto y la cruz. Tú, que pasabas las noches en la oración de Dios: enséñanos a orar, pues «más provecho se saca con hablar poco, si sale de corazón encendido, que con derramar palabras frías acá y acullá».
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.En Ti confiamos.
DÍA 20 (20 de junio): Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados Reflexión (17 de agosto de 1986) “En este despojamiento el Corazón ardía de amor. Una llama viva de amor ha consumido el Corazón de Jesús en la cruz. Este amor del Corazón fue la potencia propiciadora por nuestros pecados. Ello ha superado - y supera para siempre - todo el mal contenido en el pecado, todo el alejamiento de Dios, toda la rebelión de la libre voluntad humana, que se opone a Dios y a su santidad. El amor que ha consumado el Corazón de Jesús el amor que ha causado la muerte de su Corazón - era y es una potencia invencible. Mediante el amor del Corazón divino, la muerte ha logrado la victoria sobre el pecado. Se ha convertido en fuente de vida y de santidad. Cristo mismo conoce hasta el fondo este misterio redentor de su Corazón. Es testimonio inmediato del mismo. Cuando dice a los Apóstoles: Recibid el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, da testimonio de aquel Corazón que es propiciación por los pecados del mundo. María, que eres refugio de los pecadores, ¡acércanos al Corazón de tu Hijo!” Propósito: Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia a las 15h por los moribundos.
Jaculatoria: MISERICORDIA del Corazón de Jesús, perdonad mi corazón.