30 razones para amar al Sagrado Corazón de Jesús, para unir nuestros corazones al de Él y hacer crecer nuestro espíritu de caridad
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús sufrió una ligera caída en su en las últimas décadas. Como Católicos comprometidos, debemos mantener viva esta devoción, pues es fuente de pureza y santidad para el cristiano.
El profeta Ezequiel, registra la promesa de Dios de cambiar el "corazón de piedra" de Israel en un "corazón de carne", mientras que el Evangelio de Juan le da al corazón de Jesús su más profunda expresión bíblica: "el corazón de Jesús es fuente de agua viva".
1.- Háblale al Sagrado Corazón de Jesús
Amado Corazón de Jesús, Tú Permaneces como mi amante fiel y eterno, aunque yo vaya dando tumbos por el camino del amor, tu amor. Quieres que yo dé mucho fruto, pero para eso debo vivir unido a Ti, unido a tu sacratísimo corazón y a tu Palabra que es la semilla que alimenta al mío.
Dame de tu fuerza, de tu coraje, de tu amor y de tu perdón. Necesito a diario esas cuatro cosas en mi vida para tener la dirección correcta. Quiero hacer de mi vida una vida de servicio, obrar bien por los míos y por mi prójimo, desvivirme por ellos como Tú lo hiciste por mí.
Al final de mis días eso es lo que contará, no mi prestigio, riqueza, poder o belleza. Sé que quieres que construya mi vida sobre el amor que brota de tu Sagrado Corazón, que permanezca siempre firme y lleno de tu bondad. Confío en que Tú me llevarás seguro con la fuerza sanadora que emerge de tu Corazón.
Confío en Ti, confío en tu amor, confío en que me ayudas y me regalas tu bendición en todos los momentos de mi vida.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero amarte con verdadero amor.
Amén
2.- Oración inicial
Sagrado Corazón de Jesús, necesito de tu fuerza que todo lo restaura, tu poder que sana y libera y conduce por nuevos caminos llenos de bendiciones.
Tú conoces lo que hay en mi corazón: quiero amarte y servirte, no porque sea un mandato, sino porque lo acepto como una petición de amor respetuosa y lleno de gozo por hacer tu voluntad, la cual, con ella siempre me diriges y quieres lo mejor para mí.
Sagrado Corazón de Jesús, quiero seguir tus pasos, vivir lo que Tú mismo viviste, amar lo que Tú amas, despreciar el mal que te aleja de mí.
Te amo, creo en tus mandamientos, que no son otra cosa que peticiones de amor que brotan de tu sagrado corazón. Amén. Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
Amén.
3.- Reflexión día 13: Evitar situaciones peligrosas
Hasta ahora hemos tomado del Corazón de Jesús aquellas palabras que condenan el pecado. Ahora Jesús quiere sugerirnos también el medio con el que podemos evitar la huida de las ocasiones peligrosas. No hay escapatoria.
¿Quieres huir del pecado? Debes necesariamente evitar las ocasiones. Reza, confiésate, pero si no huyes de las ocasiones peligrosas todo será tiempo malgastado.
¿Cuáles son las compañías que frecuentas? ¿Quizá se encuentran allí personas con las que permites confidencias que hacen llorar a tu ángel custodio? ¿Se encuentra acaso alguna persona que te insinúa dudas sobre la fe, que susurra palabras que repugna oírlas, que te aleja de tus prácticas de piedad?
¿Cuáles son tus diversiones? ¿Son acaso ciertos lugares donde todos pierden la vergüenza, donde las pasiones se levantan impetuosas?
Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
4.- Oración final
Amantísimo Corazón de Jesús, de Ti provienen abundantes gracias, misericordia y perdón, defiendes a los oprimidos, ayudas a los más débiles, rescatas a los que son despreciados.
Una y otra vez intervienes en cada una de mis debilidades, me acoges, me perdonas y me invitas a convertirme de corazón.
Sagrado Corazón de Jesús, Tú lo sabes todo, Tú escudriñas la profundidad de nuestros corazones y ves nuestro interior, conoces mi debilidad.
Quiero aprender a perdonar y a pedir perdón, a reconocerme pecador y no juzgar a los demás, más bien acudo a Ti, que eres la fuente de la misericordia, para que pongas en mí la gracia de ser misericordioso.
Quiero sabe inyectar esperanzas en vez de condenas. Derrama tu amor en mi corazón para solidarizarme con todos. No permitas que sea indiferente ante las personas que necesitan de una palabra de consuelo.
Te suplico, Oh Dios mío, que extiendas tu mano en estos momentos sobre mis heridas y sánalas con tu inmenso amor. Eres el dueño de mi vida. Todo te lo entrego.
Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío.
Nota final: El Sagrado Corazón de Jesús quiere inspirar a los corazones de hombres y mujeres de nuestros días para que puedan estar fortalecidos ante los continuos ataques de antivalores de esta sociedad y además infundirles un gran deseo de llevar a cabo grandes obras de las que se creen ser incapaces de realizar.
El Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María Alacoque:
"Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí"
Meditación: La
oscuridad del Huerto parece que se hace más espesa…y allí Tu Figura excelsa, mi Pobre Jesús, agoniza. La Sangre Bendita cae sobre la roca fría, y hasta parece una alegoría, el corazón del hombre
endurecido cual piedra fría, y sobre él cae el Sudor y el Llanto Santo que del pecado nos limpia. Como amoroso y dolorido canto te oigo decir: "Padre, si es posible que pase de Mí éste Cáliz,
pero que se haga Tu Voluntad y no la Mía". La Oblación de Amor ya ha sido dada…se entrega el Hijo…se desgarra el Padre… "por Amor, a Su propio Hijo entregó". La Voluntad de Nuestro Unico y Trino
Dios es dar todo por amor. Si, por amor a esta pobre criatura que soy yo, que tantas veces lo negó, que solo quiere bien vivir, y que me sirvan a mí, que no me importa conocerlo y que con mis
miserias y egoísmos he construido ídolos en el lugar del Santo Templo.
Jaculatoria: ¡Enamorándome
de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende
en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir
siempre si. Amén.
Florecilla: Pidamos
al Señor vivir cumpliendo Su Santa Voluntad, y aprender a amar. Leamos y reflexionemos la Primera Carta a los Corintios, 13.
Oración:
Amadísimo Jesús Redentor mío Tú que eres amor, invádeme
Tú que eres Santo, santifí ...came Tú
que eres Fuente viva, sáciame
Tú que eres Entrega, utilízame Tú que eres Presencia, utilízame
Tú que eres presencia, envuélveme Tú que eres Plenitud, lléname
Tú que eres Centro, céntrame en ti Rebósame de Ti y muéstrame tu rostro
Hazme capacidad Hazme silencio Hazme reflejo de tu Amor.
Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
DÍA 13 - EN EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS EL MÁS PRECIADO TESORO
I Se cansan los hombres y se
exponen a gravísimos peligros, para adquirirse una fortuna; atraviesan mares, desafían climas; todo les parece poco, si pueden hacerse con un puñado de oro para pasar mejor esta miserable vida.
¡Cuántos, no obstante, ven defraudadas sus esperanzas! y aún cuando consigan verse llenos de riquezas, ¿acaso dan éstas, paz y felicidad a su corazón? Al revés, porque el temor de perderlas o la
tristeza de tener que abandonarlas con la muerte, bastan para turbar la alegría de su posesión.
Alma mía, no busques con loco afán estas riquezas perecederas. Sea tu mejor riqueza el Sagrado Corazón de Jesús. He
aquí un tesoro que sin gran esfuerzo puedes alcanzar. No has de emprender para ganarlo, largos viajes, ni costosos trabajos, ni difíciles industrias, ni luchar con los elementos, ni arriesgar la
salud o la existencia. Todo esto lo hacen los hombres por el oro y la plata de este mundo. Nada de esto exige de ti el Sagrado Corazón de Jesús. Le tienes cerca; está a tu mano. Él mismo se te
ofrece y convida. Sólo debes querer ser rica, con las riquezas de éste para dejarse poseer con toda seguridad.
¿Deseas, alma mía, esta brillante fortuna? ¿Te decides a querer ser rica con las riquezas de este Sagrado
Corazón?
Medítese unos minutos.
II ¡Oh vanas riquezas del
mundo, que tantas veces han excitado mi codicia! ¡Oh mezquinos tesoros de oro y plata, o mejor, de lodo y basura, en los cuales suele poner el hombre su corazón! ¿Qué son en comparación de las
riquezas. eternas de ese Corazón Divino, tesoro de los bienaventurados y garantía de toda su felicidad? ¡Qué necios son los hombres que se desviven por alcanzarlos, sabiendo que van a morir, y
que los han de dejar apenas hayan empezado a poseeros!
¡Oh Señor, que eres la verdadera riqueza de tus elegidos! No quiero otra cosa que a Ti, ni busco mejor tesoro. Estoy
seguro de que si llego a poseerte, ni ladrones, ni adversidades, ni la muerte misma me han de separar de Ti. Los poderosos del mundo tienen suntuosos palacios; a mí me basta un asilo en el nido
amoroso de tu Corazón; se cubren con galas y joyas de gran precio; yo sólo quiero para mi alma las joyas de tu gracia; se gozan ellos en espléndidos banquetes y ruidosas músicas; a mí me basta
saborear los inefables consuelos de tu amor.
¡Oh Señor, riqueza inagotable! ¡Qué pobre es el corazón que no te posee aunque posea todos los bienes de la
tierra!
Medítese, y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy frágil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio:
Venid a Mí,… Aprended de Mí… Pedid, llamad…
A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
Día 13. Corazón de Jesús, en Quien habita la plenitud de la Divinidad.
Buscaste con avidez la desnuda pobreza de Belén, y el despojo del Calvario. Corazón de obrero que viviste de Tu trabajo en el taller, y de la limosna en el apostolado.
Al contemplar entre aquel pesebre y esa cruz Tu vida toda a la intemperie, sin tener donde reclinar la cabeza, nos urge el anhelo de ser como Tú. Queremos ser pobres Contigo pobre.
Danos, como a Santa Teresa, absoluto desprendimiento de todos los bienes terrenos. «Viendo a mi Señor tan pobre y desnudo en la cruz, no podía sufrir ser rica». No queremos confiar en la tierra, para esperarlo todo del cielo.
Ayúdanos a ser consecuentes con esa promesa de soledad entre las cosas, teniendo una confianza de aves y lirios en Tu Providencia. Para venir a poseerlo todo, no queremos poseer algo en nada, pues si queremos tener algo en todo, no tenemos puro en Dios nuestro tesoro.
Líbranos de la previsión pagana, del deseo de estar instalados. Queremos un trabajo austero, ordenado, sobrio, sin avaricia. Queremos abandonarnos en Tus manos paternales, «confiados en la gran bondad de Dios, que nunca deja de ayudar a quien por Él se determina a dejarlo todo».
Así amaremos la pobreza como madre, y la defenderemos como firme muro de nuestra vida entregada.
Corazón de Jesús, en Quien habita la plenitud de la Divinidad. En Ti confiamos.
DÍA 13 (13 de junio): Corazón de Jesús en quien reside toda la plenitud de la Divinidad Reflexión (15 de septiembre de 1985) “El misterio de Cristo: Dios-Hombre, tiene una elocuencia particular cuando miramos a la Cruz: ¡He aquí el hombre! ¡He aquí el Crucificado! ¡He aquí-al Hombre totalmente despojado! ¡He aquí al Hombre "destrozado a causa de nuestros pecados"! ¡He aquí al Hombre "cubierto de oprobios"! Y, al mismo tiempo: ¡he aquí al Hombre-Dios! En El habita toda la plenitud de la divinidad. ¡De la misma naturaleza que el Padre! Dios de Dios. Luz de luz. Engendrado, no creado. El Verbo Eterno. Uno en la divinidad con el Padre y con el Espíritu Santo. Cuando el centurión, en el Gólgota, traspasó con una lanza el Crucificado, de su costado salió sangre y agua. Este es el signo de la muerte. El signo de la muerte humana del Dios Inmortal. Al pie de la Cruz se encuentra la Madre. La Madre Dolorosa”. Propósito: Hablar y ayudar a quien me cae peor, aceptando cualquier humillación que esto pueda conllevar.
Jaculatoria: HUMILDAD del Corazón de Jesús, anonadad mi corazón