Día 8: María, Madre siempre atenta para cuidar a José y a Jesús: concédeme atender a todos, el olvido de mí, mi
disponibilidad continua y ser servidor de los demás.
Te ofrezco: ser hoy más servicial en mi casa.
Meditación: “Se turbó, preguntándose qué podría ser éste saludo” (Lucas 1,29). Prudentísima porque turbada calló, porque obedeció, porque creyó y supo entregarse como esclava de Dios. ¡Qué modelo para nuestra locuacidad, nuestra poca fe y nuestro orgullo!. “Las vírgenes prudentes llenaron sus lámparas de aceite” (Mateo 25,4). María la llenó con fe. “Feliz porque haz creído”. La llenó con amor. “Mi Amado es mío y yo soy suya” (Cantar de los cantares 2,16). La llenó de esperanza. “Guardaba todas las Palabras de Jesús en su Corazón” (Lucas 2,51).
Oración: ¡Oh Virgen de Luján que señalas el camino de nuestro peregrinar!. Haz que la prudencia de tu Corazón la cultivemos también hoy, para que nuestras lámparas se aviven con una ardiente llama de fe, el pabilo de la esperanza y el aceite del Amor, como verdaderos templos de Dios. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Reflexionar sobre si cumplo lo que Dios quiere de mi, si hago Su Voluntad, o la mía.
Nenúfar
Mes de mayo
Día 8
Dice Jesús que "lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. Porque es de dentro, del corazón de los hombres, de donde salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, soberbia e insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre" ( Mc 7, 20-23)
Todo esto es consecuencia del pecado original que ha dejado herida y con fuerte atracción hacia el mal nuestra naturaleza humana. Y es consecuencia también de los pecados personales que van endureciendo cada vez más nuestro corazón haciéndolo insensible al bien y proclive al mal.
En definitiva, se trata de la presencia y de la acción de Dios en nosotros, o bien de nuestro alejamiento de Dios y del rechazo a su gracia y amistad.
María es la Mujer de Corazón Inmaculado, henchida de Dios, que se deja conducir por su acción y que vive en todo momento a la luz de su Palabra.
Es la Mujer de limpio y puro corazón porque participa de la santidad de Dios que ha encontrado en Ella un corazón enteramente libre y disponible para Él.
María es Madre Purísima porque es toda de Dios, tres veces Santo. Y hacia Él tiene orientado su corazón y su vida.
El Corazón Inmaculado de María es como un odre siempre abierto para recibir gracia tras gracia que Dios le va comunicando. Y Ella no permite que se pierda ninguna de esas gracias. Las acoge con humildad y gratitud todas y cada una de ellas no de forma pasiva, sino haciéndolas producir el ciento por uno.
Es entre todas las criaturas la Bienaventurada por excelencia porque su radical fidelidad a Dios es fuente de gozo y de felicidad plena para Ella.
"Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios"(Mt 5,8)
Cuando Dios habita en nosotros por la gracia santificante y nosotros cooperamos con Él y nos dejamos guiar por su mociones e iluminar por su luz, entonces se produce el milagro: Dios va purificando cada vez más nuestro corazón, nos va comunicando más abundantemente su vida, nos va iluminando interiormente cada vez con luz más clara y de esta suerte se produce en nosotros un cambio transcendental. Entonces, nos vamos acostumbrando a verlo todo no con la luz de nuestros ojos, sino con la luz de Dios que es límpida, pura y penetrante. Ya no nos quedamos en la apariencia ni en la mera exterioridad de las cosas, sino que acabamos descubriendo la huella de Dios y el reflejo de la bondad de Dios en las criaturas. Es esta la purificación que transformó al Pobrecillo de Asís hasta el punto de que el encuentro con cada criatura suscitaba en él un canto al Creador y Padre.
Oh María, Madre Purísima, dispón nuestros corazones para que el Espíritu Santo los transforme de corazones de piedra en corazones de carne.
Alcánzanos las gracias necesarias para que adquiramos un corazón limpio y puro que llegue a aborrecer el pecado y el mal y a gustar del bien, de la bondad. Para ello suscita en nosotros el aprecio de los sacramentos y de la gracia que comunican, el gusto por la oración y la meditación de la Palabra.
Despierta en nosotros ansias de Dios, hambre de Dios.
Fruto: pureza de corazón
8 de Mayo
Hoy te pedimos con todo el fervor por tantas almas que reflejando en si la vida Eucarística, siguen, las huellas de tu Hijo: abnegadas hasta el sacrificio; ofreciéndolo con Él como víctimas por la salvación de sus hermanos, felices por vivir la misma vida de Cristo, cumpliendo la promesa de Jesús: “el que me coma, vivirá por mí”
Obsequio: Comulgar todos los días de Mayo.
I. Un ramillete de flores campestres y silvestres
1. Hay en los campos, en los bosques y entre los peñascos en los montes, infinitas especies de flores, varias en colo - res y formas que, sin cuidado del hombre, nacen, crecen, explotan, se multiplican; y son la belleza, la hermosura, el ornato y el vestido de los prados, de los montes y de las campiñas. No hay una sola especie de éstas, por más pisada que sea de los animales, que no tenga un dote, una cualidad especial, además de las que son comunes a toda la raza vegetal. II. Virtudes naturales
2. Hay virtudes que recibimos de Dios como autor de la naturaleza: son dadas, y crecen en nosotros sin gran cuida - do nuestro, porque por un don natural tenemos a ellas tendencia, inclinación, voluntad y amor. Y éstas unas son inte -
lectuales y otras morales. Sin la caridad no son virtudes perfectas, lo son según el orden natural. No obstante, transportadas a un terreno cultivado, y formadas bajo la impresión de la caridad, reciben con la cultura un nuevo brillo. No pueden ser mejor significadas estas virtudes que por las flores campestres. Un ramillete de éstas, compuesto y entretejido por la mano de una hábil jardinera, rivaliza en belleza y perfumes con los que se forman de las cultivadas en los jardines. No porque las tengamos sin trabajo y cuidado nuestro son menos dignas de aprecio que las que adquirimos con grandes penalidades nuestras. Una virtud que cuesta a uno muchas lágrimas, a otro se le ha dado de balde. III. Virtudes naturales dadas a María
3. Dios, como autor del orden natural, comunicó a la que estaba destinada para ser su Madre todas la virtudes naturales en el más alto grado de perfección de que era capaz un alma racional: sabiduría, ciencia, prudencia, habilidad en el arte de su respectiva condición. Prudencia, justicia, fortaleza, templanza, con todas las virtudes adjuntas a éstas. Estas virtudes, dadas con gran perfección, recibieron con el cuidado, práctica y ejercicio, dirigidas por la caridad, un grado muy sublime de excelencia.
IV. Flores campestres a María 4. ¿Qué tienes de bueno que no lo hayas recibido de Dios? Esa misma virtud que a ti nada te cuesta, y que a otros falta, cuídala bien, y seas por esto agradecido a quien te la dio. La virtud que nació contigo, y que ha crecido entre las peñas de mil vicios sin cuidado tuyo, no la desprecies; cultívala, trasplántala al borde de las aguas de la gracia, elévala a un fin sobrenatural, y verás qué nuevo aspecto toma.
Presentación de flores campestres
ORACIÓN. Señora: Pongo hoy en vuestras manos todas las virtudes, todos los dones, todas las dotes que he recibido de Dios; y me comprometo a cuidar, cultivar y conservar estas flores. Recibidlas, y presentadlas a vuestro Hijo.
DÍA 08
¡Virgen María! Sé para nosotros roca de valentía y fidelidad, humilde joven de Nazaret, gloriosa Reina del mundo. Ofrece nuestra oración al Verbo de Dios que, convirtiéndose en Hijo tuyo, se hizo hermano nuestro.
Que gracias a tu valiosísima intercesión, todo el pueblo de Dios y en particular nuestra amada Iglesia Católica, “reme mar adentro” hacia la santidad, que constituye la condición decisiva para todo apostolado fecundo. Madre de misericordia y de paz, Inmaculada Madre de Dios, ¡ruega por nosotros! Amén.
LAS SANDALIAS DE MARÍA 8 DE MAYO
1. Saludo La imagen que, a veces, podemos tener de María puede ser equivocada o, cuando menos, no del todo real. ¿Sus vestidos serían los que la imaginería han tallado? ¿Su manto tendría tanto bordado? ¿Sus sienes estarían tan decorosamente adornadas por oro y plata? La piedad popular, el cariño del pueblo, ha ido -en el discurso de los siglosañadiendo a la sencillez de María, aquello mejor que el pueblo sabía ofrecerle, brindarle y agasajarle. Sus sandalias, nos recuerdan la máxima evangélica: ¡bienaventurados los pobres! Ella, si seguimos de cerca sus pasos, nos insinúa que el camino para seguirla no es la grandiosidad de una estatua, sino la grandeza del corazón que cree y espera en Dios. María, lejos de quedar inmortalizada en piedra o lienzo, es un ser vivo que sigue alentando y aconsejando a los amigos de su hijo. A los que quieren descubrir y avanzar por los caminos de Jesucristo. ¿Veo a María con adornos o radicalmente orientada a los designios de Dios? ¿Contemplo a María, pobre y humilde, o como "diosa" que ocupa un altar? Ofrecemos, en este mes de las flores, unas sandalias. En ellas habla y se hace presente la pobreza y sencillez de la Virgen.
2. ORACIÓN DAME TUS SANDALIAS, MARIA Quiero sentir el polvo del camino para llegar hasta Dios desprendido de todo Quiero fiarme de la Palabra y no sustentarme en el alimento cotidiano DAME TUS SANDALIAS, MARIA Para transformar mi camino en encuentro personal y definitivo con Dios Para confiar en Aquel que habla de lo alto cuando yo me empeño en mirar hacia abajo DAME TUS SANDALIAS, MARIA Para ser y vivir un poco como Tú sin más brújula que tu fe ni más amparo que la luz de la luna DAME TUS SANDALIAS, MARIA Para decirle a Jesús que, aun con debilidades, su resurrección es para mí motivo de alegría llamada a la conversión oportunidad para una vida nueva agua fresca en mi existencia oscura y sedienta DAME TUS SANDALIAS, MARIA Y, si quieres y puedes, dime cual es tu paso y tu número para caminar de igual forma que Tú. Amén.