Día 30: Tú, que eres Maestra de las almas, enséñanos a ser dóciles como tú para acoger con obediencia y
agradecimiento toda la verdad que nos enseña tu Hijo a través de la Iglesia y su Magisterio.
Te ofrezco: rezar el credo para pedir a Dios el don de la fe y la fidelidad a lo que la Iglesia
enseña.
Meditación: “Reina de la Paz,…da al mundo la Paz en verdad, en la Justicia y en la Caridad de Cristo” (Pío XII, 1942, Consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María). “Ella dio a Luz al Príncipe de la Paz” (Isaías 9,5). La Paz, bendición del Salvador, no es la del mundo, pues el seguirle es persecución (conforme a Mateo 10,34-39). Es la Paz del corazón que quita la angustia y el temor, es fruto del Espíritu de Dios que habita en nuestro corazón y nos anticipa la alegría de la esperanza de quien a Dios da su alma (conforme a Juan 14,26-28). En Fátima, María nos prometió que “al final mi Corazón Inmaculado triunfará y vendrá un tiempo de Paz”. Todo está cercano, pero Dios está esperando al hombre, para que vuelva a Su lado, para que haga la paz con El. Sometiéndose a Su Santa Voluntad, haciendo penitencia por los pecados de ésta pobre tierra que está desierta, y oración para reparar y volver todos al Padre Celestial. Confesemos nuestros pecados para tener un corazón sano y ofrezcamos la Santa Comunión por la conversión.
Oración: ¡Oh María, Reina de la Paz!. Enséñanos a orar y reparar a través de tu Inmaculado Corazón, para así alcanzar la Redención, trayendo a la tierra el Reino de Dios. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Ayuno en reparación de los pecados y las ofensas al Santísimo Sacramento del Altar.
Gerbera
Mes de mayo
Día 30
Fiel es aquella persona sobre "la que puedes apoyarte". Fiel es la persona "digna de confianza", "la que permanece", aquella en la que encuentras "ayuda".
La Historia de la Salvación evidencia la fidelidad de Dios para con el género humano. Dios se revela como el Dios de la Alianza que permanece siempre fiel a su pueblo elegido, aún cuando su pueblo le responde con la infidelidad.
"Es doctrina segura: Si con él morimos, viviremos con él; si con él sufrimos, reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará; si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo" (2 Tim 2, 11-13)
Dios permanece siempre fiel porque Dios es Amor y no puede negarse a sí mismo. La fidelidad es el sello de contraste que garantiza la verdad del amor.
El Señor encontró en María una criatura enteramente fiel a su amor. Tan digna de confianza como para encomendarle a su propio Hijo y encomedarle la misión materna sobre su Iglesia y sobre el mundo entero.
Dios se apoyó en el Sí de María para llevar a cabo su obra redentora, el plan de salvación trazado desde antiguo. Quiso y pudo apoyarse en Ella porque conocía la pureza de su corazón, la verdad del Sí pronunciado con el que aceptaba todas las consecuencias.
El sello de contraste de la fidelidad y del amor de María a Dios se manifiesta en toda su grandeza y profundidad cuando la vemos plantada como árbol vigoroso a los pies de la Cruz de su Hijo.
María es la Mujer, la Madre que "siempre permanece".
María permanece siempre disponible a la voluntad de Dios sobre Ella.
Permanece siempre al servicio de su Hijo.
María permanece al lado de Jesús, ofreciendo su apoyo maternal, cuando el Hijo es incomprendido y rechazado.
María permanece junto a Jesús cuando los demás lo abandonan.
Ella permanece siempre, en todo momento.
María permanece activamente al lado de la Iglesia naciente a la espera del envío del Espíritu Paráclito. En torno a Ella se fragua la unidad de los Apóstoles y de los discípulos del Maestro.
María permanece después de la Crucifixión, de la Resurrección y de la Ascensión de Jesús a los Cielos. Y porque la Madre permanece, permanecen la fe y la esperanza de sus hijos.
¡Qué importante para nosotros esta fidelidad de Dios! ¡Qué importante y consoladora es esta verdad de la fidelidad de María!
En Dios y en nuestra Madre siempre encontraremos el apoyo que necesitamos cuando el suelo parece abrirse debajo de nuestros pies.
En ellos encontraremos apoyo cuando las fuerzas nos abandonen.
El Señor y Maria siempre permanecerán junto a nosotros cuando nos sintamos abandonados o rechazados. ¡Jesús y María permanecen siempre a nuestro lado!
Jamás hemos de dudar en acudir a Jesús y a María en busca de la ayuda que necesitamos. Jamás debiéramos dejar de confiar en ellos. ¡Confiar siempre! ¡Confiar hasta el fin en Jesús y en María! ¡Confiar en la fidelidad de su amor por nosotros!
Aprendamos de nuestra Madre esta virtud de la fidelidad para que nuestro amor a Dios y al prójimo sea un amor verdadero y auténtico. Contemplando a María aprendemos que la fidelidad no es virtud para momentos puntuales o situaciones extremas.
¡La fidelidad no se improvisa!
El corazón fiel se va haciendo paso a paso, día a día, con la ayuda de la gracia de Dios y con la lucha personal.
Un corazón fiel es fruto de un amor que se renueva a cada instante y que va a apostando por la fidelidad en cada una de las cosas más sencillas y ordinarias del día a día. Así nos lo enseña Jesús cuando dice: "El que es de fiar en lo poco, lo es también en lo mucho. Y el que es injusto en lo poco, lo es también en lo mucho" (Lc 16, 10)
El camino de la fidelidad, al igual que el camino de la santidad, se va recorriendo paso a paso.
"Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita. ¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto. Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones" (Jer 17, 5-10).
Hemos de velar de continuo sobre nuestro corazón para que la infidelidad no eche raíces en nosotros.
Pidamos a María la gracia de la fidelidad y la fortaleza para que se vaya arraigando en nuestro corazón siendo fieles a Dios, a nuestra conciencia y al prójimo en todas y cada una de las acciones y decisiones del día a día.
Fruto: La fidelidad en las cosas pequeñas
30 de Mayo
Hoy te suplicamos, Madre Bondadosa, por nuestros padres, a través de quienes nos diste el don de la existencia. También por todos los que han intervenido en nuestra vida para ayudarnos en la realización del Plan de Dios sobre nosotros. Por nuestros benefactores, en lo material y en lo espiritual. Logra que en esta vida y en la Eterna, reciban el premio por su bondad hacia nosotros.
Obsequio: Rezar por nuestros benefactores y tratar de retribuir su bondad con nuestra gratitud, si es posilble, incluso con nuestros bienes.
Día treinta
I. Las adormideras, espuelas y capuchinas
1. Las adormideras, las espuelas, las capuchinas y otras muchísimas flores que dejamos para ponerlas adjuntas a las treinta especies ya indicadas, sirven para embellecer nuestros jardines con su variedad de colores y formas . Las adormideras son flores de primera magnitud, bellas por su forma y variedad de colores, y suben muy altas en sus tallos; pero cuidado que nadie las toque: no tienen olor .
II. La eutropelia, o buen modo en los gestos exteriores
2. La templanza ha de poner orden no sólo a los movimientos internos del ánimo, sino a los externos, como son todos los gestos del cuerpo, los saltos, los bailes y danzas , los juegos de gimnástica, modos, maneras y formas en el vestir. En todo esto se han de guardar las le yes de la decencia, del decoro, de la honestidad, del pudor y de la modestia y gravedad.
III. Esta virtud en María
3. María fue tan compuesta en su exterior cual correspondía a su ordenación y gravedad interior. Nadie la vio jamás hacer un gesto desaliñado y, tanto en el vestir como en el andar y en toda su actitud exterior, fue un modelo de decoro y de moderación. IV. Esta virtud a María
4. La descomposición interior sale a fuera en los modos y gestos exteriores. El desorden del ánimo está luego marcado en el frontispicio del corazón, que es el cuerpo. ¿Tienes en tu exterior compostura? ¿guardas orden y moderación? Recoge estas flores y, porque les falta fragancia, únelas con las yerbas aromáticas de tu jardín y con otras flores que perfumen tu ramillete, y al presentarlas dirás a María: Presentación de la flor
ORACIÓN. Yo os ofrezco moderación en todos mis gestos, acciones y movimientos exteriores. Ricibid mis propósitos, y dadles fuerza y eficacia
DÍA 30
¡Oh Virgen poderosa, que con tu pie aplastas la cabeza de la serpiente!, haz que cumplamos, día tras día, nuestras promesas bautismales, con las que hemos renunciado a Satanás, a sus obras y seducciones, y sepamos dar al mundo un gozoso testimonio de esperanza cristiana.
¡Oh Virgen clemente, que siempre has abierto tu corazón maternal a las súplicas de la humanidad!, enséñanos a crecer, según las enseñanzas de tu Hijo, en la unidad y en la paz, para ser dignos hijos del único Padre Celestial, Amén.
MARÍA: MADRE DE CRISTO 30 DE MAYO
1. Saludo En este penúltimo día del mes de mayo, vemos a María en una de las imágenes que más nos gustan: Madre de Jesús. Poco nos dicen los evangelios sobre ella. Pero, en lo poco, sabemos que Ella fue la Madre de Jesús. La mejor madre que un hijo pueda tener. -Si es para proteger a Jesús, no pone objeción alguna y marcha hacia Egipto. -Si es para educar a Jesús, Nazaret será escuela, taller y hogar. En Nazaret, María y José, forjarán y tallarán la personalidad de Jesús. ¿No le hablaría también del mismo Dios?
Si era, por dejar que se cumpliera lo designado por Dios, guardó (tal como nos lo cuenta el evangelio) y meditó todas las cosas en su corazón. Sabía, que su concepción, había sido divina. Sabía que Jesús, aún siendo su hijo, no era corriente. Sabía que, Jesús, aún siendo carne de su carne, era Dios y hombre verdadero. María, Madre de Jesús, es para nosotros maestra en la fe.
Ella, en las cuestiones de cada día, nos habla como Madre, nos enseña como maestra y nos ilumina para que no perdamos de vista el camino, la verdad y la vida de Cristo. En cierta ocasión, un marinero que estaba perdido en alta mar, gritó con voz potente: ¡MARIA!, y no recibía respuesta alguna. Ante el mar furioso y a punto de sucumbir, el marinero siguió gritando, ¡MARIA!, y entonces el eco le respondió: ¡JESÚS! Y es que, María, sin referencia a Dios, a Jesús y al Espíritu, no sería nada. Demos gracias a Dios porque al finalizar este mes de mayo, y en el tiempo de la Pascua, sabemos que sin María no hubiera habido Belén, Calvario, Resurrección, Ascensión ni Pentecostés. Simbolizando todo ello, queremos llevar hasta María la cruz de Cristo.
2. ORACIÓN Si yo me olvido de Ti Tú no te olvides de mí. Si me alejo de regazo Tú no te alejes de mí.
Si me despisto y no te rezo, no dejes de hablarme. María;
si te miro y olvido a Jesús llévame hasta El.
Si no te miro y sólo miro a El que, El, me lleve a Ti. María; haz un hueco en tu corazón y en tu alma para que, junto con Jesús, pueda habitar y crecer en esperanza. María;
si me enfrío, llévame a tu encuentro si me aparto, rescátame si dudo, hazme reflexivo si tropiezo, levántame. María; haz que nunca olvide que tu grandeza y tu belleza fue el dejarte moldear por Dios. Amén