Día 15: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a
llorar con los que lloran, a vivir las alegrías y sufrimientos de los demás como si fueran míos.
Te ofrezco: ayudar a alguien que esté sufriendo.
Meditación: “Los justos se alegran, se regocijan y saltan de júbilo pensando en la Providencia y Bondad de Dios” (Salmos 32,33). Cómo no estar felices si agradamos al Señor cumpliendo Su Voluntad y viendo todo lo que El nos da. Seamos hijos dignos pues el Señor es nuestro amigo. Todo nos da, y si caminamos junto a El, todo compartiremos: Su Amor, Su Dolor y Su Crucifixión, pero felices sabiéndonos herederos del Reino de Dios.
Oración: Madre de la alegría, sé nuestra guía y haznos llevar una vida realmente digna. Haz que ésta vasija rebose de amor, fe y esperanza, pues el Señor nos acompaña. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Valorar todo lo que Dios nos da, porque nada es mérito nuestro, todo lo bueno viene del Señor.
Eglantina
Mes de mayo
Día 15
"El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío" (Lc 14, 27), dice Jesús.
En otro pasaje del santo evangelio se nos recuerda la condición del discipulado de Cristo: "Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos"(Jn 13,35).
María es la primera y más perfecta seguidora de Jesús. Es la primera y la más aventajada en el discipulado de Cristo, por ello es la mejor Maestra de vida cristiana.
De nadie, como de María, podemos aprender el seguimiento de Cristo. Y es a través de María que también podemos alcanzar las gracias necesarias para ser auténticos discípulos del Maestro.
María siempre nos lleva a Cristo y Cristo siempre viene a nosotros a través de María.
En Ella encontramos hecha vida la doble condición del discipulado tal y como expresa Jesús. Aunque hablando con más propiedad esa aparente doble condición es una sola; serían como las dos caras de una misma moneda.
Lo vemos reflejado en la vida de Cristo y en la vida de su Madre, fiel seguidora del Hijo.
Se trata del amor y de la cruz.
La cruz sin el amor es una maldición.
El amor sin cruz no sería real, se confundiría con el sentimentalismo ineficaz, estéril, superficial y pasajero.
El amor encierra en sus entrañas semillas de eternidad, mientras que el sentimentalismo dura lo que tarda en desvanecerse la emoción.
Necesitamos aprender de Cristo y de María las grandes lecciones acerca del amor.
Necesitamos, sobre todo, experimentar en lo profundo de nuestra alma el amor de Dios que se da, que se entrega, que se renuncia a sí mismo, que muere para que nosotros tengamos vida.
Esto sólo es posible mediante una gracia, un don de Dios.
Esta gracia Dios no nos la niega, porque verdaderamente "el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que nos fue dado"(Rom 5,5).
Sin embargo es del todo preciso nuestra colaboración con la gracia en cada paso del camino.
Madre, renueva en nuestros corazones la gracia del amor que el Espíritu Santo nos ha infundido.
Enséñanos a amar, aceptando que la cruz forma parte del amor. Que el amor conlleva la necesidad de renuncia, de entrega, de donación y sacrificio.
Enséñanos que el amor y la cruz no son contrarios a nuestras ansias profundas de felicidad, sino por el contrario son fuente de felicidad verdadera.
Haznos capaces de experimentar la fuerza y la ternura del amor de Dios que se nos manifiesta en tu Hijo amado, pudiendo exclamar:"Me amó y se entregó por mí" (Gal 2, 20). Y que la fuerza de su amor nos transforme y nos cambie.
Fruto: aceptar la cruz que conlleva el amor verdadero
15 de Mayo
Te suplicamos, Madre Amable, por los seres humanos que se ponen al servicio del Demonio para arremeter contra el Reinado de tu Hijo en el mundo, y que corrompen a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes y a los adultos a través de los medios de comunicación. Compadécete de la ceguedad en que se encuentra ese ejército de hombres, para que dejen de actuar al servicio del Maligno, Padre de la Mentira y Príncipe de este mundo. Dulce Madre, te pedimos con toda la vehemencia de nuestro corazón, porque está en juego el Reinado de Cristo en nuestro mundo y la salvación eterna de gran parte de la Humanidad.
Obsequio: Controlar en nuestros hogares, sobre todo en los más indefensos, el uso de los equipos a tra-vés de los cuales se difunde la perversión en el mundo.
Día quince
I. El jacinto
1. El jacinto, el junquillo, las varas de san José, todo esto forma una misma familia; pertenece a los lirios. Por la noche y las mañanas dan un olor muy fino y fuerte. Tiene cabeza y varita como la justicia.
II. La gratitud
2. Debemos a todos nuestros benefactores gratitud. Esta virtud es una buena disposición de ánimo que nos mue ve a dar muestras de agrado y de reconocimiento a todos aquellos de quienes recibimos un favor . Debemos gratitud a Dios, a su santísima Madre, a nuestros padres, a nuestros maestros y a todos los demás que nos favorecen en lo espiritual y material.
III. La gratitud en María
3. En varias circunstancias dio María gracias a Dios en nombre nuestro de un modo muy especial y eficaz: sintió en sus entrañas purísimas a Dios Redentor, y vio en la encarnación el mundo redimido; cuando le vio nacido, y cuando al pie de la cruz vio acabada la obra de la redención; y en nombre propio por su inmaculada concepción y por su elección por Madre de Dios . Fue agradecida a sus padres, a sus maestros y sacerdotes en el templo, y a san José mientras vivió con él.
IV. La flor a María 4
¿Piensas en los beneficios que estás continuamente recibiendo de Dios? ¿los conoces? ¿los meditas? Te ha criado, te ha redimido, te ofrece su amor, su gracia y los dones del Espíritu Santo, te promete la gloria, te da la vida, la respiración y el movimiento y cuanto tienes de bueno. Por estos favores ¿qué le dices? ¿le bendices, le das gracias y te le presentas agradecido? Si con Dios eres ing rato, un ing rato merece se le retiren los favores. Mira bien cómo está en tu alma esta virtud, plántala, trasplántala, riégala, cultívala, y al cogerla y presentarla a María le dirás: Presentación de la flor
ORACIÓN . Reina de los cielos: Yo os ofrezco el jacinto: recibid la flor que me pedís. Yo propongo, yo me obligo, yo me resuelvo a ser agradecido a Dios y a Vos; a Dios, por los beneficios de la creación, de la redención y de la vocación y demás que recibo cada día; y a Vos, por haberos dignado tomarme por hijo vuestro. Aceptad estos mis propósitos, y haced que sean eficaces .
DÍA 15
María, Reina de los Corazones, me pongo en tus manos. Dime qué he de hacer y dame fuerzas para cumplirlo, al tiempo que propongo hacer todo lo posible para conservar la gracia de Dios.
Me refugio bajo tu manto. Jesús quiere que yo recurra a Ti, que eres su Madre, para que por tu gloria y Su gloria, no sólo Su sangre, sino también Sus plegarias, me ayuden a salvarme. Él me manda a Ti para que me socorras. Amén.
LOS HOMBROS DE MARÍA 15 DE MAYO
1. Saludo Seguimos celebrando, con alegría pascual y pensamientos marianos, este mes de mayo dedicado a la Virgen María. Multitud de pueblos y de ciudades han visto en María, desde tiempos pretéritos, la fortaleza frente a la adversidad, la defensa ante la debilidad o el apoyo en período de lucha (física y espiritual).
Las palabras del ángel "nada hay imposible para Dios", han cobrado fuerza en la vivencia de los creyentes que, antes, ahora y ojala mañana, han tenido de María: Dios da lo que se le pide, incluso, lo aparentemente imposible. -Ella, en el camino de la fe, es un báculo sobre el que nos apoyamos para no ceder en la tentación del abandono.
Ella, en el camino de la fe, es un buen cirineo que ayuda a llevar la cruz de la enfermedad, la prueba o el desánimo. -Ella, María, nos invita a mirar a Dios. A no ceder frente a la arbitrariedad de las cosas ni de los hombres. El hombro de María, y no es palabrería barata, es hombro para los hombres. Agua en período de sed; paz en meses de contienda; perdón en tardes de rencor; fe en época de incredulidad. Miremos a María, en este ecuador del mes de mayo, y dejemos delante de su imagen este bastón. Quiere significar la fuerza y el apoyo (moral y espiritual) que, su presencia, supone en nuestra vida cristiana, parroquial, comunitaria, etc.
2. ORACIÓN HOMBRO PARA EL HOMBRE María;
Eres refugio en medio de la tormenta Luz, en medio del cortocircuito de muchos días Claridad, cuando la confusión sale a nuestro encuentro María;
Eres hombro en el que merece la pena llorar Eres hombro sobre el que se puede apoyar
Eres hombro cuando fallamos las personas
Eres hombro cuando se lucha contra el hambre María; No dejes de ofrecer el hombro a tu pueblo Sin El, nos costaría más levantarnos Menos, el apartarnos de Dios Mas, el orientarnos hacia el cielo Menos, vivir como quien no vive en la tierra María;
Eres hombro para el que busca a Dios Eres hombro para el que cree en Jesús
Eres hombro para el que ama Eres hombro para el que espera Eres hombro para el que te reza Eres hombro para el que te canta Amén