Día 11: María, Madre, cuando Jesús expuso las ocho bienaventuranzas, no hizo más que fijarse en ti: enséñame a tener
hambre y sed de ser santo.
Te ofrezco: pedirle muchas veces hoy al Señor que me haga santo.
Meditación: María camino a Belén…fatigada y esperanzada, pues llevaba en sus entrañas al Dios que amaba; María en Belén…frío y pobreza para cobijar al Rey, pero Ella era Palacio de Pureza
y Cristal para que se pudiera acurrucar. María junto a la Cruz…, “estaba junto a la Cruz de Jesús Su Madre” (Juan 19,25). ¡Cuanta soledad y miseria!. Si, la miseria de todos los hombres de todos
los siglos. Mis miserias también…
María es Madre de pobreza y sacrificio, debemos imitarla si queremos ser sus verdaderos hijos.
Oración: ¡Oh Virgen clemente, oh Madre de misericordia!. Llévanos a la santidad por el camino de la Verdad, y no toleres nuestros pecados, sino que enséñanos a ser santos. Que sepamos ver lo que no hacemos bien, teniendo la clemencia del Corazón de Tu Hijo para con nuestros hermanos, porque así como perdonamos seremos perdonados. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Meditar sobre las propias miserias, para no volver a juzgar las miserias de los demás.
Flor de romero
Mes de mayo
Día 11
Jesús nos dice a los cristianos: "En el mundo encontraréis dificultades y tendréis que sufrir, pero tened ánimo, yo he vencido al mundo" ( Jn 16, 33)
Y el Apóstol San Juan en su primera carta afirma: "Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo; y esta es la fuerza victoriosa que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5, 4-5)
En la vida de la Virgen observamos como Ella no se arredró ante las dificultades. Nunca se quedó paralizada ni ante los peligros, ni ante las circunstancias adversas, ni ante las mil contradicciones que se fue encontrando en su itinerario vital.
Desde su juventud María da muestras de una fortaleza extraordinaria y nada común. No se detiene ante los riesgos de ser incomprendida, abandonada, juzgada o condenada por los demás. Ni tan siquiera el futuro incierto que se le presenta la hace recapitular o quedarse en el cuarto de la salud.
¿De dónde le viene a María esta fortaleza tan extraordinaria? ¿De dónde esta fuerza para presentar cara a las dificultades sin dar un paso atrás?
No cabe la menor duda que le viene de su fe. Es apoyada, animada sostenida en su fe como va haciendo frente a todas y cada una de las circunstancias.
Basta con asomarse a los evangelios para descubrir el talante de María. Lo descubrimos en sus palabras, en sus gestos y en su manera de estar presente en los acontecimientos.
Podemos definir el talante de María que es consecuencia y fruto de su fe y de su confianza en Dios. María es entusiasta y optimista.
En ningún caso mejor que este podríamos aplicar el dicho popular que dice, "de tal palo , tal astilla". ¿Acaso Jesús no se nos manifiesta embargado de entusiasmo y de optimismo ante la obra redentora de la que es protagonista y víctima?
He aquí, por lo tanto dos cualidades, dos frutos que produce la fe auténtica: el entusiasmo y el optimismo.
Quien no se entusiasma con el mensaje de Jesús, con su Buena Noticia, es que está muerto interiormente.
Quien no es optimista frente a los embates del Maligno y del mundo es que no confía suficientemente en la virtud salvadora de la Cruz y en la fuerza expansiva de la Resurrección.
Sin entusiasmo y sin optimismo no se puede ser discípulo ni apóstol de Jesús. Son condiciones indispensables para el apostolado y para afrontar las propias responsabilidades que cada uno tiene como cristiano.
Pidamos a María esos dos frutos.
Fruto: el entusiasmo y el optimismo que nacen de la fe
11 de Mayo
Hoy, te imploramos Madre, por tantas esposas y madres que, abandonadas por el padre de sus hijos, se ven obligadas a cuidar de ellos haciendo de padre y madre, buscando el pan diario, pasando soledad, inseguridad y mil tentaciones. ¡Dulce María! Dios hará cuánto le pidas… Acude compasiva en su ayuda, oriéntalas, fortalécelas y consuélalas. ¡Mira que son tus hijas!
Obsequio: Si somos esposos o esposas, erradicar de nosotros lo que pudiera conducirnos a la ruptura matrimonial; si somos hijos o hijas, rezar por la armonía de nuestros progenitores.
Día once
I. Las francesillas
1. Las francesillas si bien no son plantas aromáticas, pero tienen gran estima y ocupan un lugar preferente en todos los jardines bien ordenados. A excepción del perfume, reúne muchas cualidades propias de una flor en grado muy alto: belleza y variedad en los colores, pequeña, pero muy apiñada en sus hojas.
II. La religión
2. La francesilla tiene un bollo de pequeñas raíces, y por aquí se alimenta; sube encapullada sobre un palito recto y en esto nos dice que pertenece a la familia de la justicia. Sube recta, y forzada por el peso de sus hojas, se inclina hacia el Sol de justicia. Sube recta hacia Dios y da a Dios el tributo de honor, de gloria, de amor, de obediencia y sumisión que le es debido. Religión es una virtud por la que el hombre da al verdadero Dios el culto que le es debido... La devoción, la oración, las preces y súplicas, el canto de himnos y salmos, el sacrificio, las ofrendas y oblaciones, los juramentos, votos y promesas, nuestras funciones religiosas, la erección de templos y altares, todo esto pertenece a esta virtud: es religioso el que la tiene.
III. La religión en María
3. María pagó a la justicia divina el tributo de amor, de adoración, de obediencia, que le debía; pagó no sólo por ella, sino por todos los hombres. Al pie de la cruz ofreció en sacrificio voluntario a su Hijo y a sí misma.
IV. Las francesillas a María
4. ¿Debes a Dios alguna cosa? ¡Ay! mucho y muchísimo. Le debes primeramente amor, le debes honor, le debes acción de gracias, le debes obediencia, respeto, oración, alabanzas y súplicas... se lo pagas, ¿y se lo pagas bien? Medítalo... ¿Das a Dios aquel homenaje de obsequios que le es debido? Examina bien tu conciencia: da un paseo por el jardín de tu alma, y mira cómo están las francesillas, mira cómo pagas a Dios estos tributos. De entre medio de una planta que parece una yerba despreciable sube sobre un palillo un botón, y revienta la flor. No basta tengas escondidos allá en los adentros tus buenos sentimientos religiosos: vean tus obras buenas, y glorificarán los prójimos a tu Padre que está en los cielos: has de dar de ellos un testimonio público; así te lo pide la religión. Toma tus francesillas y porque no tienen olor, pon en medio de ellas a la reina de las flores, la rosa, y ponla en las manos de nuestra jardinera María, y le dirás: Presentación de la flor
ORACIÓN. Señora: Recibid estas mis flores; aceptad estos mis propósitos. Yo me obligo a dar un público, sincero, inequívoco y fiel testimonio de amor, de respeto, de obediencia, de gratitud, de adoración a mi Dios en los tiempos y en todas las circunstancias que la religión me lo prescribe. Recibid, hortelana mía, recibid estas mis resoluciones; a vuestro cuidado fío las francesillas.
DÍA 11
Amada Señora, toda mi dicha la espero de tu intercesión. Tú me has de librar de mis pecados; tú me obtendrás la perseverancia; tú me has de asistir en la hora de la muerte; tú me has de librar del purgatorio; tú, en fin, me has de conducir al paraíso.
Todo esto han esperado de Ti los que te aman, y ninguno se ha visto defraudado.
Lo mismo espero yo, ya que te amo con todo el corazón, y sobre todas las cosas después de Dios. Amén.
EL OIDO DE MARÍA 11 DE MAYO 1. Saludo Hoy, existe una gran crisis en nuestro mundo: se habla mucho y se escucha poco. En el silencio es donde podemos percibir el sonido de nuestra conciencia y el hablar de nuestras almas.
*María, en el silencio, acogió la visita del Ángel. *En el silencio supo contrastar aquellas exigencias que Dios le tenía preparadas. *En el silencio esperó a Jesús en Belén y, en el silencio, le siguió de cerca y a distancia.
¿Escuchamos con atención la Palabra de Dios? ¿No os parece que, en algunas ocasiones, nos sentamos a la mesa de la Eucaristía sin prestar excesivo interés a lo que el Padre o el Hijo nos dice en el Evangelio? María, entre otras virtudes, cultivó la de "saber escuchar".
Por ello mismo supo distinguir la paja del trigo o el mal del bien. El tiempo de la Pascua es un momento idóneo para escuchar, desde la alegría de la fe en Jesús muerto y resucitado, el testimonio de los apóstoles. Ellos, que supieron estar y vivir cerca de Jesús maestro, en los momentos cumbres de su pasión, muerte y resurrección, nos ayudan y nos invitan a estar atentos al mensaje de salvación.
Pidamos, con María, que el Espíritu Santo despierte en nosotros hambre de la Palabra de Dios. Que acudamos puntualmente a la Eucaristía para escucharla y que, sobre todo, sepamos contrastar nuestra propia existencia con aquello que Dios nos propone a través de su Palabra. Ante María, en este día, dejamos la Biblia. Queremos ser oyentes de la Palabra.
2. ORACIÓN ABRE MI OÍDO, MARIA Que sepa escuchar el lenguaje del silencio Que sepa escuchar la Palabra de Jesús Que sepa distinguir, en el ruido del mundo, el susurro de Dios. ABRE MI OÍDO, MARIA Para que como Tú me abra sin reservas a Dios Pueda contemplarle haciendo su voluntad y servirle con corazón sincero
ABRE MI OÍDO, MARIA Que sea sensible a lo que Jesús me pide Que no viva de espaldas a lo que Dios me ofrece Que perciba el soplo del Espíritu Santo
ABRE MI OÍDO, MARIA Y no sea insensible a la voz de Dios Y no sea duro al clamor humano Y no sea sordo al eco del Evangelio
ABRE MI OÍDO, MARIA Para que, cuando me hable Dios, le diga sinceramente lo que pienso Para que, cuando me hable Cristo, me ponga con El, en camino Para que, cuando irrumpa el Espíritu, me deje arrastrar por su fuerza poderosa
ABRE MI OÍDO, MARIA Para que, cuando en el final de mis días, Dios me llame, pueda contestarle: reconozco tu voz, voy corriendo, Señor¡ Amén